La pandemia y la situación especial de encierro que conllevó, los miedos, las nuevas formas de relacionarse y la mediatización de las enfermedades mentales pusieron en evidencia la necesidad de ver a la salud mental como parte esencial de la salud pública. Muchas veces, se aborda desde la enfermedad reduciéndose a una mirada individualista o asociada solo a la atención de un psicólogo o psiquiatra cuando mirar nuestra comunidad, sus hábitos, los entornos, las condiciones de vida transversales y compartidas también son factores fundamentales para propiciar una buena salud mental y prevenir situaciones de riesgo al interior de la comunidad.