El film de Sergio Leone es uno de los grandes íconos del “spaghetti western”
Hoy resulta imposible no pensar en El bueno, el malo y el feo como una de las películas clave en la historia del cine, y en Sergio Leone como uno de los autores más grandes de la industria.Pero esa saga de antihéroes, grandes tesoros y duelos a muerte, surgió de una inesperada propuesta, y de un actor que estuvo a un paso de no encarnar a uno de sus personajes más emblemáticos.
Érase una vez Sergio Leone
Condensar en pocas líneas la carrera e importancia de Sergio Leone, es casi una falta de respeto. Él era un director todoterreno, de esos que podía demostrar su solvencia en cualquier tarea que surgiera en el marco de un rodaje, desde cuestiones técnicas a otras artísticas, pasando de ser el responsable de la segunda unidad de dirección, a corregir guiones de proyectos ajenos.
Leone era un “arregla todo”, un verdadero animal del cine que podía solucionar cualquier problema de manera expeditiva y efectiva. Su mundo era el de los films italianos, yendo de los héroes romanos al neorrealismo. Y si bien su filmografía oficial cuenta con apenas siete títulos, su marca real es muchísimo mayor. Entre sus muchos aportes se encuentra el haber trabajado en El ladrón de bicicletas, la dirección de la escena de cuadrigas en Ben Hur, o la realización de Mi nombre es nadie. Leone hacía de todo, y todo lo hacía bien.
En 1961, recibió la posibilidad de acreditarse como director en El coloso de Rodas, un péplum hecho y derecho, que si bien no muestra marcas de su estilo, permite vislumbrar la grandeza del realizador.
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