“En esta situación de pandemia se pudo ver que los chicos que tenían patologías previas, agudizaron sus cuadros. Por ejemplo, quienes tenían trastornos alimenticios o autoagresiones y todo lo que tiene que ver con el manejo del miedo o de la angustia. Los más pequeñitos se han vuelto más dependientes a la figura de apego sobre todo donde se han dado situaciones de sobre-información, sabiendo que ellos no tienen la misma capacidad que los adultos de procesar la información. También quienes han tenido pérdidas cercanas, de algún tío, abuelo o un familiar o quienes vivieron de cerca la enfermedad en el hogar”, explicó Carola Alías, profesional en Psicología del Hospital Materno Infantil.